Daniel corangues
Desde que era pequeño, siempre tuve un gran interés por el arte. Nací y crecí en el Valle de Bravo, pero en aquella época, mis padres no tenían los recursos económicos para que yo pudiera aprender más sobre el arte. Eso me generó una sed insaciable por conocer y experimentar más, principalmente con la pintura.
Cuando cumplí 19 años, conseguí trabajo en el Club Náutico Avandaro. Fue ahí donde conocí a mucha gente con un corazón enorme, que me apoyó enormemente para poder estudiar mi carrera. Gracias a la generosidad de estas personas , pude ingresar a la universidad y terminar mi carrera
Fue en la universidad donde tuve la oportunidad de conocer al muralista Leopoldo Flores. Su obra y su persona me cautivaron por completo, y comencé a estudiar más a fondo sus técnicas y su trayectoria.
Varios de los socios del club me tomaron bajo su ala y me dieron la oportunidad y fui experimentando con distintas técnicas, dejándome llevar por mi pasión.
Al mismo tiempo, me involucraron en el mundo de la vela. La primera vez que me subí a un barco, sentí esa libertad que tanto había buscado. Fui aprendiendo más sobre este deporte y me invitaron a navegar en altamar. Fue ahí, en el mar abierto, donde encontré mi mayor inspiración y mi motor para muchas cosas, incluyendo mi pintura.
La pintura y la vela se han convertido en pilares fundamentales de mi vida. Han sido el vehículo a través del cual he podido expresarme, crecer y encontrar esa libertad que tanto anhelaba desde niño. Hoy, sigo transitando este camino, llevando conmigo esa pasión y esa sed de aprender y crear que me han acompañado desde siempre.



